Ventajas y desventajas de la Obsolescencia Programada

Para las industrias, la obsolescencia programada estimula la demanda mediante el incentivo a los compradores para trabajar bajo presión y así comprar en un periodo anterior si todavía quieren un producto que funcione. Estos productos se pueden comprar al mismo fabricante (una pieza de recambio o un modelo nuevo), o a un competidor que también dependa de la obsolescencia programada. Especialmente en los países desarrollados (donde muchas industrias ya se enfrentan a un mercado saturado), esta técnica es a menudo necesaria para que los productores mantengan su nivel de ingresos.

Mientras la obsolescencia programada es atractiva para los productores, también puede hacer un daño significativo a la sociedad en forma de externalidades negativas. Continuamente sustituyendo, en lugar de reparar los productos, estos crean más residuos y contaminación, explotan más recursos naturales y se traducen en un mayor gasto en el consumo. La obsolescencia programada puede entonces tener un impacto negativo sobre el medio ambiente en su conjunto. Incluso cuando la obsolescencia programada podría ayudar a salvar a los escasos recursos por unidad producida, tiende a aumentar la producción total, ya que, debido a la ley de oferta y demanda, disminuye en el costo y el precio finalmente se traducirá en aumentos de demanda y consumo. Sin embargo, los impactos ambientales negativos de la obsolescencia programada dependen también del proceso de producción. También existe la posible reacción de los consumidores que se enteran de que el fabricante ha invertido dinero para hacer el producto obsoleto más rápido; estos consumidores podrían recurrir a un productor (si es que existe) que ofrezca una alternativa más duradera.

La obsolescencia programada también puede ofrecer ventajas a los consumidores: Los primeros beneficiados serían los mismos trabajadores de las industrias dado que ello les permite un trabajo estable, lo que conlleva que puedan desarrollar un consumo planificado durante la vida, que repercutirá en una mayor calidad de vida. Además, permitirá que se transforme en un aumento del consumo, lo que, a su vez, supone un mayor beneficio para todas las industrias, y, por ende, en el producto interior bruto del país. Estamos hablando, por tanto, de un círculo vicioso del consumo, con un crecimiento exponencial del mismo.

Así mismo, otra ventaja para todos, incluidos los consumidores, es que las empresas para poder mantener una continua y constante evolución de sus ventas, precisarán invertir en investigación y desarrollo de nuevos productos, los cuales mejorarán y sustituirán a los anteriores, lo que se transformará en una mejora de calidad, siempre y cuando también sus componentes sean de calidad. El mejor ejemplo se visualiza en el estratosférico avance tecnológico que se ha vivido en las dos últimas décadas, donde se han sucedido multitud de sustituciones de diferentes productos, que mejoraban enormemente a sus inmediatos predecesores.

La mayor parte de las ventajas de la obsolescencia programada son de carácter económico, estimulando el consumo. Crea un aumento de la riqueza de las ventas, pero también el aumento de los requisitos de investigación y desarrollo de los productos. Esto genera muchos más puestos de trabajo y supuestamente la obsolescencia ayuda a que los usuarios tengamos mejores productos y más eficientes.

Las desventajas son pérdidas de recursos naturales y un problema real en la gestión de la contaminación que crean los productos desechables. También los consumidores tienen que asumir un mayor gasto. Además, se puede considerar un engaño al consumidor.

Ante la presión para que renovemos con frecuencia nuestros productos, debemos ser críticos y actuar con responsabilidad. Todos estamos implicados en el mantenimiento sostenible de nuestras condiciones de vida.

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